AMADEM, ONG para la Salud Mental de la Marina Alta
La importancia de la salud mental en el tratamiento del cáncer de mama
Imagen de archivo
El cáncer de mama sigue siendo el tipo de tumor más frecuente entre las mujeres en España, según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). En 2024 se estima que se diagnosticarán 36.395 nuevos casos, superando a otros tipos de cáncer como el colorrectal, el de pulmón, el de cuerpo uterino, tiroides y páncreas. Sin embargo, más allá de los síntomas físicos, el diagnóstico de cáncer de mama suele tener un profundo impacto en la salud mental de las pacientes.
Luisina Daives, psicóloga de AMADEM, explica que recibir la noticia de tener cáncer puede ser devastador. Este diagnóstico no solo afecta el cuerpo, sino también la mente, provocando en muchas personas una oleada de emociones que van desde el miedo y la tristeza hasta la ira y la preocupación. Estas reacciones emocionales pueden desembocar en problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, lo que complica aún más el proceso de tratamiento y recuperación.
Varios estudios han demostrado la necesidad de ofrecer apoyo psicológico a las personas diagnosticadas con cáncer de mama. Tras conocer el diagnóstico y comenzar el tratamiento, es común que las pacientes experimenten dificultades emocionales. Esta montaña rusa emocional puede afectar también la salud física, llevando a descuidar hábitos saludables como la alimentación adecuada o la práctica de ejercicio físico, además de provocar problemas de sueño.
El tratamiento contra el cáncer de mama, por su parte, puede generar efectos secundarios que impactan en el bienestar mental, como insomnio, problemas de memoria, cambios hormonales y de humor, así como un aumento de peso, todos ellos factores que aumentan el riesgo de desarrollar problemas de salud mental a largo plazo.
El principal objetivo del acompañamiento durante el tratamiento de esta enfermedad no es solo abordar los aspectos físicos, sino también ayudar a las personas a gestionar los cambios emocionales que se derivan del cáncer y sus tratamientos. Daives subraya que pedir ayuda psicológica no debe ser motivo de vergüenza. Contar con el apoyo de profesionales de la salud mental puede hacer que el proceso sea menos doloroso y que las pacientes afronten la situación con una actitud más favorable hacia su pronóstico y recuperación.
En resumen, el cáncer de mama no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente. La salud mental debe ser una prioridad en el tratamiento de esta enfermedad, y buscar ayuda a tiempo puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida y en el desenlace de las pacientes.

El cáncer de mama sigue siendo el tipo de tumor más frecuente entre las mujeres en España, según los últimos datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). En 2024 se estima que se diagnosticarán 36.395 nuevos casos, superando a otros tipos de cáncer como el colorrectal, el de pulmón, el de cuerpo uterino, tiroides y páncreas. Sin embargo, más allá de los síntomas físicos, el diagnóstico de cáncer de mama suele tener un profundo impacto en la salud mental de las pacientes.
Luisina Daives, psicóloga de AMADEM, explica que recibir la noticia de tener cáncer puede ser devastador. Este diagnóstico no solo afecta el cuerpo, sino también la mente, provocando en muchas personas una oleada de emociones que van desde el miedo y la tristeza hasta la ira y la preocupación. Estas reacciones emocionales pueden desembocar en problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión, lo que complica aún más el proceso de tratamiento y recuperación.
Varios estudios han demostrado la necesidad de ofrecer apoyo psicológico a las personas diagnosticadas con cáncer de mama. Tras conocer el diagnóstico y comenzar el tratamiento, es común que las pacientes experimenten dificultades emocionales. Esta montaña rusa emocional puede afectar también la salud física, llevando a descuidar hábitos saludables como la alimentación adecuada o la práctica de ejercicio físico, además de provocar problemas de sueño.
El tratamiento contra el cáncer de mama, por su parte, puede generar efectos secundarios que impactan en el bienestar mental, como insomnio, problemas de memoria, cambios hormonales y de humor, así como un aumento de peso, todos ellos factores que aumentan el riesgo de desarrollar problemas de salud mental a largo plazo.
El principal objetivo del acompañamiento durante el tratamiento de esta enfermedad no es solo abordar los aspectos físicos, sino también ayudar a las personas a gestionar los cambios emocionales que se derivan del cáncer y sus tratamientos. Daives subraya que pedir ayuda psicológica no debe ser motivo de vergüenza. Contar con el apoyo de profesionales de la salud mental puede hacer que el proceso sea menos doloroso y que las pacientes afronten la situación con una actitud más favorable hacia su pronóstico y recuperación.
En resumen, el cáncer de mama no solo afecta al cuerpo, sino también a la mente. La salud mental debe ser una prioridad en el tratamiento de esta enfermedad, y buscar ayuda a tiempo puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida y en el desenlace de las pacientes.
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